Cada
día, la mayoría de las mujeres europeas, van al trabajo o crían a sus hijos. En
cambio, debido a su pobreza, muchas mujeres africanas, salen de su poblado para
buscar agua que la mayoría de las veces no es potable. Recorren más de 10 km en busca de agua para
llevarla al poblado y dar de beber a sus familias. A veces, mueren en esta
difícil empresa por agotamiento o deshidratación.
Mientras
unas están buscando el agua, el resto cultiva las pocas tierras fértiles que
hay en la región para poder llevarse algo de comer a la boca.
Algunas
de estas mujeres son víctimas de acoso sexual y de rituales de sacrificios en
los que las mujeres llegan a ser quemadas vivas por honor a un dios.
La
mayoría de ellas son casadas a una edad muy temprana y por orden de los padres.
Esto implica que al llegar el momento del parto, la mayoría de las mujeres, al
no haber grandes avances en la medicina, siendo algunas, madres inexpertas y
teniendo en cuenta que no pueden acudir a un hospital, mueren. Por todo ello,
se han puesto en marcha diferentes proyectos que ayudarán a mujeres como estas para que puedan obtener
alimento, bebida, ropa y puedan acudir a hospitales y escuelas.
Gracias
a los proyectos que se están llevando a cabo, estas mujeres tienen una
oportunidad para poder dedicarse a cuidar a sus hijos. Pero debido a la enorme
crisis financiera, no hay suficientes medios de ayuda para ellas y se ven
obligadas a emigrar en pateras junto a sus familias sin saber si algún día
llegarán a tierra y podrán empezar una vida nueva junto a su marido y sus hijos
teniendo un trabajo digno y con un sueldo. Aunque algunas acaban en la
prostitución por orden del marido.
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